El agua industrial suele estar cargada de contaminantes, entre ellos, microorganismos provenientes de diversas actividades industriales, así como compuestos difíciles de tratar como cianuro, fenoles, sulfuros, hierro y manganeso. El dióxido de cloro es la solución ideal para abordar estos desafíos, ya que no solo es altamente efectivo para inactivar microorganismos, sino que también actúa como potente oxidante de contaminantes como los mencionados.

Gracias a sus propiedades únicas, el dióxido de cloro puede utilizarse tanto como preoxidante como desinfectante, ofreciendo una doble función que garantiza un tratamiento más completo y eficiente. Es importante destacar que la dosificación debe ajustarse según la naturaleza del agua a tratar, ya que cada industria genera diferentes tipos de residuos y no se puede establecer una en específico. Por ejemplo, la industria textil suele producir más residuos químicos y tóxicos, mientras que la alimentaria genera mayor cantidad de materia orgánica y grasas lo que significa que, dependiendo de los parámetros específicos de cada industria, se requerirán dosis personalizadas para lograr los mejores resultados en el tratamiento de agua.